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  Los higos milagrosos
 


LOS HIGOS MILAGROSOS
 

ray Juan de Jesús, que empezó de tonelero en Icod de los Vinos, hizo luego florecer dos trozos de madera seca en el Puerto de la Cruz y al cabo de los años vino a dar -mínimo, humilde, pero con clara visón de las cosas y de los hombres- en la comunidad de frailes de San Diego, de una de cuyas higueras prendió un gajo en el huerto del monasterio de Santa Catalina de Sena, el cual, según es fama, dio higos en un tiempo en el que ninguna higuera del mundo hubiera podido darlos. Higos, naturalmente, milagrosos. Higos rezumando vida al borde mismo de la muerte de una religiosa sauzalera que abandonó este mundo en olor de santidad.                                            

"Come cuando le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas moscatel, todas de ámbar,
los higos morados, con su cristalina gotita de miel..."
 
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